La leyenda de la casa de los espejos
Leyenda que nos remite Anabel Reyes.
Cádiz ciudad trimilenaria, ante si ha visto desfilar a fenicios, griegos, romanos…empapándose de cultura e historia. ¿Cuantos misterios ocultan sus murallas? La verdad es que son tantos y tan interesantes que cuesta trabajo centrarse en uno ; os voy a contar la leyenda de la Casa de los Espejos muy conocida por aquí.
Es bien sabido que Cádiz fue la cuna del comercio marítimo, uno de los puertos mas importantes de la antigüedad. Se le puso el sobrenombre de Tacita de Plata por todas las riquezas que desembarcaban ,las cuales provenían mayoritariamente del Nuevo Mundo ;así llamaban en la antigüedad a las Américas.
Cuenta la leyenda que había un almirante que vivía en una casa señorial del siglo XVII o XVIII en la Alameda Marqués de Comillas. El cual estaba casado y tenia una hija a la que veía muy poco a cuenta de sus numerosos viajes pero que quería con locura. Cada vez que se iba de viaje, la niña le pedía que le trajera un espejo ya que le encantaba contemplarse a través de él. Cada vez que el almirante regresaba obsequiaba a la niña con un espejo hasta llegar al punto en que la casa estaba llena de esos preciados presentes . Los había de todos los tamaños y cada uno era mas bonito que el anterior. Tenia espejos indios, africanos, chinos, americanos; de madera, cobre, oro; grandes, pequeños…Estos colgaban de todas las habitaciones de la casa pero especialmente del cuarto de la niña .Le encantaban los espejos que su padre le traía de todas las partes del mundo y pasaba horas y horas contemplando su reflejo en ellos.
Fueron pasando los años y se convirtió en una bella muchacha de la cual el almirante se encontraba treméndamente orgulloso y presumía con la tripulación de cuanta belleza poseía su amada hija. Lo que el almirante no sabia, era el profundo odio que su mujer le procesaba a la niña ya que la hacia culpable de la poca atención que su marido le prestaba y del poco cariño que le daba. Ya que a este se le olvidaba agasajar a su esposa la cual poseía una gran belleza pero que poco a poco se iba apagando .Como no pasaba mucho tiempo en casa porque en aquellos entonces los viajes eran muy largos , no se había percatado del cambio que había sufrido su esposa. La carcomían los celos y el odio así que decidió poner en marcha un plan para recuperar a su marido y en el próximo viaje iba a llevarlo a cabo.
El almirante embarcó rumbo a no se que lugar, despidiéndose de su hija y prometiéndole una vez mas que a su vuelta traería un hermoso presente. «Te traeré mas espejos, mi niña, para ese santuario dedicado a tu reflejo que estamos construyendo. Te quiero amor mio» Ajeno a lo que su mujer planeaba marchó y la madre viéndose libre para actuar dio a la joven de comer un pescado el cual llevaba un veneno mortal. Esa noche la mujer descansó mas de lo habitual, llevaba muchos años sin poder dormir bien. Cuando despertó por la mañana vio cumplido su deseo mas oculto; la niña no estaba contemplándose en los espejos, por el contrario yacía tumbada en el suelo, inmóvil… estaba muerta. No tardaron mucho en enterrarla y antes de cerrar el ataúd la madre metió un espejo y le susurró al cadáver de su hija: «A ver si te puedes mirar ahora».
Pasó un tiempo de la muerte de la joven y el padre regresó con varios espejos para ella. No sabía nada de su fallecimiento y su mujer le comunicó que había sucedido un terrible accidente en su ausencia. Desolado el almirante decidió quedarse en casa con su mujer.
Una noche mientras dormía escucho como si su hija lo llamara al oído , se levantó y podéis imaginaros cual fue su sorpresa al ver la imagen de la joven dentro del espejo frente a él. Le decía «sígueme » y fue pasando de espejo en espejo, revelándole la verdad. Su hija le mostró como había sido su muerte. Como su madre la envenenó y cual lenta fue su agonía antes de irse de este mundo.
Loco de rabia buscó a su mujer, le contó lo que había ocurrido y empezó a pedirle explicaciones. Ésta se derrumbó y confeso toda la verdad con el pensamiento de que su amado esposo la perdonaría, pero no fue así. Se presentó ante las autoridades, la hizo confesar y la encerraron de por vida en un calabozo oscuro. No se sabe si murió por alguna enfermedad contraída o simplemente por la edad.
Destrozado, no pudo volver a la casa porque el recuerdo de su hija era tan grande que no podía seguir viviendo allí ni un minuto mas. Nadie sabe donde fue ni que paso con el después de todo esto.
La Casa de los Espejos se ha llevado muchos años abandonada, no se si por miedo, respeto o por falta de recursos para una rehabilitación. Lo que si me consta de buena mano es que muchos niños y jóvenes aprovechando el abandono de la finca han irrumpido en ella . Todos los que han entrado dicen lo mismo, que se escucha los lamentos de la niña y hay gente que asegura haberla visto asomada a la ventana escondida tras una cortina. Actualmente el edificio esta rehabilitado han puesto a la venta pisos de lujo. Y yo me pregunto : ¿ Seguirá el espíritu de la joven tras esos muros?