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Las hadas de Cottingley

Cuentan que Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, quedó tan impresionado con la historia, que no le importo en absoluto poner en credibilidad su reputación, por eso, en 1920 publicó un artículo del caso en la revista londinense Stran Magazine, artículo, acompañado de unas fotografías de una niñas en compañía de hadas y gnomos, fotos a las que el ilustre escritor consideraba como autenticas, y que contó con el apoyo de Harry Houdini (el famoso mago y escapista).

Fotografías

Las fotos habían sido tomadas por dos jovencitas, Elsie Wright y Frances Griffiths, en un jardín del pueblo de Cottingley, cerca de Bradford (Yorkshire). Conan Doyle, del que recordemos era un gran aficionado al esoterismo, se hizo eco de la noticia y acudió a los mas reputados estudios fotográficos de la época para verificar la autenticidad de las mismas, y aunque hoy en día reconoceríamos a simple vista que eran trucadas, tanto el escritor como muchas otras personas no creyeron lo mismo.

Incluso los expertos de la compañía Kodak afirmaron, tras examinar los negativos, que en el caso de ser falsas, tenía que ser producto de manos muy hábiles en el retoqué de clisés. Tanto el escritor, como su amigo el ilusionista Houdini, visitaron en varias ocasiones a las niñas, y ambos afirmaron que tanto ellas como sus familias les habían parecido personas honestas, incapaces de participar en ningún fraude, motivo por el que no les importaba en absoluto poner en riesgo su reputación por defender la autenticidad de la historia.

Las dos primeras fotos fueron tomadas por Elsie, de 16 años de edad, en el verano de 1917, con una cámara Midg de placas de cristal imperial rapid, en lugar de película flexible. En una de las fotografías aparece su prima Frances, de 10 años, rodeada de tres hadas bailando y una tocando la flauta. En la otra foto se encuentra Elsie en compañía de un gnomo.

Las hadas de Conan Doyle

Hadas y gnomos

Como es lógico, sólo las dos niñas veían a las hadas y a los gnomos. Según afirmaban, podían hacerlo desde que eran muy pequeñas.  En agosto de 1921 Doyle, prestó a Elsie y Frances una cámara con una veintena de placas en las que se habían colocado marcas secretas que impedían cualquier tipo de manipulación.

Las niñas tomaron tres nuevas fotografías en las que aparecían de manera muy borrosa otras supuestas hadas, que también fueron publicadas en la revista Strand Magazine.

En 1922 Doyle publicó: “La llegada de las hadas”, donde recogía la investigación relativa a las hadas y a otros seres sobrenaturales. El escritor sostenía: “no intentaré afirmar que la prueba sea tan arrolladora como en el caso de los fenómenos espiritualistas.
Pero entran en el contexto de la Parapsicología y, aunque trataremos de encontrar más pruebas, las que ya existen bastan para demostrar esta verdad: la gente menuda existe”. Sin embargo, los miembros de la sociedad para la investigación psíquica (SPR) a la que pertenecía Doyle, consideraron que las fotos eran un fraude. 

Excursiones

El caso alcanzó tanta popularidad que se organizaron excursiones a Cottingley para ver a las hadas y se pidió al clarividente Geoffrey Hodson que se trasladara a este pueblo para que confirmase su existencia. Hudson, para no ser menos que las niñas, sostuvo que vio a nivel astral a una de ellas.
En su libro “Fairies at Work and Play” escribió: “estoy convencido de la buena fe de las dos chicas que tomaron las fotografías. He pasado algunas semanas con ellas y sus familias y pude asegurarme de la autenticidad de su clarividencia y de la total honestidad de las partes implicadas, al ver personalmente a las hadas, tal como las fotografiaron en el estrecho y cerrado valle de Cottingley”.

El tema volvió a ver la luz en el año 1983, gracias a una entrevista concedida por Elsie a la BBC-TV. Elsie, ya anciana, siguió empeñada en sostener que las fotografías no estaban manipuladas y que no había inventado la historia.

Sin embargo, afirmó que “no juraría sobre la Biblia que las hadas estaban realmente allí”, una clara contradicción si las fotos eran auténticas.

Posteriormente, la anciana envió una carta al periodista Brian Coe declarando que “en cuanto a las fotografías, digamos que son fragmentos de nuestra imaginación, de la mía y de la de Frances”. Sin embargo, Frances seguía creyendo en las hadas y llegó a decir que: “a veces se nos acercaban hasta unos escasos centímetros”.

También sostuvo que una de las fotos era auténtica, la conocida como “the fairy bomer”, donde aparece una vaina o capullo. Las otras según dijeron, eran imágenes, que habían sido recortadas de un libro publicado en 1915. “El libro de regalo de la princesa María”

En mi modesta opinión, las fotos son falsas. Diría que no tengo ninguna duda de ello, pero hablo solo de las fotos.

Porque en realidad ¿Quiénes somos nosotros para decir que las Hadas no existen?

Fran González

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