Las mesas parlantes

Continúa el misterio en torno a la mesa de Nulles. El domingo y el lunes las colas de curiosos fueron constantes. El domingo por la tarde llegó un autocar que tuvo que irse sin poder ver la mesa debido a la numerosa concurrencia. Antes de entrar nadie cree lo explicado, Después salen afirmando que efectivamente han sido testigos de un fenómeno raro e inexplicable.

El sábado por la tarde hubo sesión especial destinada a los informadores tarraconenses entre los que se encontraba este corresponsal. Lo que puedo asegurar, es que tanto yo como mis compañeros de profesión vimos cómo la mesa andaba por una sala del Ayuntamiento y bajaba y subía seis peldaños de las escalaras de la casa consistorial.

Después un señor que pesaba unos setenta kilos se sentó encima de la ‘mesa y ésta obedeció la orden de unas niñas del pueblo para que levantara dos de sus patas varios centímetros del suelo. Para que la mesa actúe es necesario que varias personas pongan suavemente las manos encima.

Se entiende por psicoquinesis, o telequinesis,  el movimiento de materia y energía externas a través del espacio y del tiempo, logrado por la sola influencia mental de una persona que utiliza como instrumentos mesas pequeñas es, probablemente, el único que, bajo determinadas condiciones, puede ser repetido a voluntad por cualquier persona sin requerir ninguna habilidad especial.

Conocido desde la antigüedad, fue hacia 1850 cuando alcanzó una gran popularidad, siendo denominado en los ambientes espiritistas como table-turning, que en español se traduce como “mesas parlantes” o “mesas giratorias”. Un grupo de personas, habitualmente amigos, se sientan alrededor de una mesa para intentar producir en ella movimientos anómalos.

Se extendió su fama

Sin embargo, muchos creyeron que las mesas parlantes iban más allá de un experimento de telequinesis. Reyes, intelectuales, científicos y todo tipo de personas, vieron en las mesas parlantes. Fue durante más de un siglo, un instrumento para comunicarse con el más allá.

Allan Kardec, padre del espiritismo moderno, en su El Libro de los Médiums , dice que el movimiento de las mesas giratorias era causado por los espíritus de los muertos . Kardec observó y estudió numerosas sesiones con mesas parlantes a mediados del siglo XIX. Atestiguaba que estas se levantaban y golpeaban con una de sus patas.

Unos golpes acordados para decir “sí o no” a las preguntas que se le realizaban. En el libro del génesis Kardec atribuyó el movimiento de mesas giratorias a lo que llamó “perispítico fluido”, que se comparte entre los seres humanos y los espíritus.

El auge de las mesas parlantes llego a tal punto que no solo era una práctica habitual en los clubes sociales de la época sino que se convirtió en un espectáculo público. Los casos de fraude reconocido duplicaban en número aquellos difíciles de explicar, y quizás fuera eso, mención aparte los avances tecnológicos, lo que acabara con el uso y fama de las mesas.

Aun así, he de reconocer, que en más de una ocasión he sentido la curiosidad de poner mis manos encima de una mesa y decir . . . “Si estás aquí, da dos golpes”, quien sabe, quizás algún día lo haga.

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Fran González

Las mesas parlantes

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