Consideradas por algunos como deidades menores. Su origen proviene de matrimonios entre Dioses mayores, mixtos con semidioses, y en algunos pocos casos, con humanos. En tiempos remotos se las llamaba “Las Olimpicas” pues siempre que había un acontecimiento importante en el Olympo, se las invitaba, por orden del mismísimo Zeus, para que armonizaran el acto con su música y sus cantos.

Los cuerpos en los que habitan son creados por ellas mismas, esa es la esencia natural de las Ninfas.

La apariencia de la Ninfa

Una ninfa tiene la apariencia de una mujer siempre joven, encantadora y de gran belleza. Es muy inteligente, y de mente rápida e ingeniosa. Cualquier animal que esté cerca de una ninfa se acercará para ser acariciado por ella, sin importarle tener cerca incluso a su peor enemigo.

Suelen habitar siempre lugares hermosos, palacios de hielo, grutas oceánicas, arrollos cristalinos y maravillosos bosques. En ocasiones habitan los palacios de Artemisa, Apolo, Dionisio Pan o Hermes, dioses a los que acompañan con regularidad.

 Estos encantadores seres no son en absoluto agresivos, salvo con los sátiros, que siempre las persiguen lujuriosamente, intentarán huir siempre que noten el peligro cerca. Tienen la capacidad de escapar creando una puerta dimensional. A  pesar de ser pacíficas, son pocos los que se atreven a enfrentarse a una ninfa, ya que el simple hecho de contemplarla puede producir una ceguera irreversible. Se dice que todo aquel que contemple a una ninfa desnuda morirá en el acto.

Sus características

 Odian la fealdad y el mal. Su condición de seres mágicos procedentes de la naturaleza, las convierte en defensoras de bosques, lagos, ríos y océanos. Curan animales heridos, reparan flores y árboles rotos. Una ninfa puede vivir durante varias generaciones, por lo que suelen conocer bien su entorno y la mayoría de los lugares secretos y entradas ocultas de su entorno. Al ser espíritus femeninos asociados a la naturaleza, también se las relaciona con la fecundidad y la vida.

 Protectoras de todas las artes desde siempre. Son amantes de la música, todas ellas tienen alguna relación con ella, tocando instrumentos o entonando maravillosas melodías para deleite de los Dioses u hombres que en gran número se enamoraron de ellas. Han estado presentes en casi todos los relatos heroicos y románticos de la Grecia Antigua, prolongándose su aparición durante mucho tiempo en los relatos fantásticos victorianos, en el arte y la música.

Tienen sentimientos

A diferencia de los Dioses, pueden sufrir y amar como humanas, enamorarse y hasta languidecer de pena. Cuando esto sucedía, o quizá corrían peligro, en innumerables ocasiones, el Gran Zeus se apiadaba de ellas y cambiaba su destino, transformándolas en aves, fuentes, árboles, o estrellas, como es el caso de las Pléyades, un grupo de ninfas que huyendo de sus captores, se elevaron al cielo con el auspicio de Zeus, dando nombre a la constelación homónima.

Cuenta una leyenda que la ninfa Eco se enamoró perdidamente de Narciso, un apuesto joven que despreciaba a todo el mundo, pues solo se amaba a sí mismo.  La pobre ninfa no fue la excepción y Narciso despreció su corazón cuando la vio en el bosque y ella no fue capaz de responderle más que repitiendo sus propias palabras. Entonces, desolada y ofendida se encerró en un lugar solitario y allí dejó de comer y de cuidarse. Poco a poco se fue consumiendo  y el dolor la fue absorbiendo hasta que desapareció y se desintegró en el aire, quedando sólo su voz que repetía las últimas palabras de cualquiera.

Fran González

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